Este título nos lleva a hablar sobre las curiosidades que despiertan en nosotros las flores y las plantas. Y es que este es un tema tan difícil que generalizar sería un pecado ponerse a hablar o escribir de detalles que deberían ser más que todo vivenciales, porque ¿cómo les hago sentir yo con palabras la emoción de trasplantar el hijo de un cactus, de admirar a las calas blancas que les llaman lirios de agua, que para la salud del hogar lo más recomendado es comprar sansevieria debido a sus propiedades desintoxicantes o que hay variedad de árboles de mango en tan sólo 6 o 7 párrafos?, creo que lo mejor es invitarles con motivación a vivirlo.
Pues es aquí donde tengo que aplicar la magia de las curiosidades en motivarles más bien a que den cabida a las flores y las plantas en sus vidas. Las mismas son parte de nuestro ecosistema y aunque no lo crean nuestros hogares son parte de ellos. Ya que nosotros exhalamos dióxido de carbono el cual las plantas transforman en oxígeno, ¿por qué tener a las plantas tan lejos de nueras vidas?, porque quien viva en un edificio en el piso 24, realmente no está cerca de árboles, pero sigue exhalando dióxido de carbono.
Hace poco realicé una pregunta en Facebook que decía: sí me dieras la oportunidad de regalarte una flor o una planta, ¿cuál querrías?, y muchas damas contactos y otras derivadas de las mismas respondían rosas, girasoles, sansevieria, cactus, lirios, bambú, bonsái, orquídeas, etc., francamente emocionadas porque las flores expresan sentimientos y a su vez los hacen aflorar. Más una amiga causó la controversia o al menos eso quiso hacer al decir “yo prefiero las flores en su ambiente natural, ¿para qué llevarlas a casa?
Mi respuesta no se hizo esperar, le dije: “las flores y las plantas viven con y por nosotros; un corte bien hecho no le quita la vida, porque halaga a la mujer, al hogar, al caballero al que se le concede, acompaña el sentimiento ante una tumba. Es entonces la flor la que da vida con su propia vida. Muchas d ellas se marchitan sin que nadie admire su belleza, sienta su aroma, se llene de su positivismo; igual con las plantas, que engalanan al hogar, nos conectan con lo ecológico, nos motivan, nos dan una responsabilidad con la vida, cuidan la nuestra a su vez, son nuestra silente pero agradable compañía y duran lo que dure nuestro amor”.
Eso bastó para que ella se sintiera complacida con la respuesta. Luego le regalé una sansevieria que puede tener en su cuarto y además de purificarse, se acordará de mí. Curioso, ¡¿eh?!, lo que comenzó como una diatriba se transformó en un argumento poéticamente real y que es apenas una ínfima razón curiosa para tener plantas en casa.
Las plantas son parte del aprendizaje infantil desde que les enseñan a germinar una pequeña semilla en las escuelas; el entretenimiento del jubilados que planta, trasplanta. El de la dama que quiere olvidar y volverse a enamorar y en cada siembra demuestra todo el amor que lleva por dentro. El del caballero solitario que en un piso, se hace acompañar por plantas para darle calor y compañía al hogar.
Entonces, ya que benefician nuestra salud, nos hacen parte del ciclo de la vida, están ellas por nosotros y viceversa, son el halago a la vida, ¿por qué no darles cabida?, compre plantas adecuadas y a su gusto, asesórese de cuáles son las apropiadas para su estilo de vida, demuestre que el amor a ellas es parte de una ecología sana y sustentable que le llenará de aprendizaje y paz.